martes, 30 de enero de 2007

Comercio Justo y Responsabilidad Social

La solidaridad empieza a ser negocio. En un artículo publicado por el diario español el Pais, se hace referencia a que once grandes superficies españolas han incorporado estos productos de comercio justo –es decir, los que aseguran que los trabajadores de países pobres que los han hecho cobran un salario justo– a más de mil supermercados.
El motivo: los compradores están cada vez más interesados por el consumo solidario. La venta de este tipo de productos se ha duplicado en los últimos cinco años en España. El Parlamento Europeo aprobó hace unas semanas una resolución en la que pedía a los países su apoyo a esta clase de comercio.Los artículos de comercio justo han salido de las tiendas especializadas –un total de 95– y su llegada a tiendas tradicionales y grandes superficies, entre otros factores, ha duplicado su venta en los últimos cinco años. El consumidor cada vez lo tiene más fácil para adquirir cerca de casa, un poco más caros, café, chocolate o bombones producidos por trabajadores de países pobres que han mejorado con ello su calidad de vida.
Los productos de comercio justo son los que aseguran que los productores de los países pobres que los han hecho han cobrado un salario digno, que se han cumplido sus derechos como trabajadores, que fomenta el acceso de las mujeres al trabajo y que durante el proceso se ha respetado el medio ambiente.Estos artículos están presentes en más de mil puntos de venta de los supermercados Eroski, Alcampo, Carrefour y Champion, en toda España; en Cataluña, en Caprabo, Bonpreu, Sorli-Duscau, Condis y Consum; en el País Vasco, en Ercoreka y, en Baleares, en Mercat, según un informe de Intermón Oxfam. Esta es una de las ONG que forman parte de la Coordinadora Estatal de Comercio Justo –CECJ– que, creada en 1996, reúne a 35 asociaciones y tiendas. “Una de cada cuatro personas sabe lo que es el comercio justo, nuestro objetivo es que se conviertan en cuatro de cada cinco”, asegura Fernando Contreras, uno de los responsables de Intermón Oxfam y vicepresidente de la Coordinadora Estatal de Comercio Justo. Es fundamental, continúa, acercar estos artículos a las tiendas tradicionales para intentar que los compradores lo tengan más fácil y poder crear así “una red estable de distribución”.El año pasado se vendieron en el mundo productos de comercio justo por valor de 1100 millones de euros, según la Organización Internacional del Sello de Comercio JustoFairtrade Labelling Organisation International— y el Parlamento Europeo aprobó el mes pasado, por amplia mayoría, una resolución para “fomentar y promover” este tipo de comercio desde las políticas, mediante el incremento del apoyo público al sector.En España las ventas ascendieron a 13,8 millones de euros, más del doble que en 2000, según la ONG Setem. Algunos organismos públicos dan ejemplo, entre otros, el Senado, cuya cafetería sirve café de comercio justo desde hace dos años. Además, las tiendas especializadas se han incrementado hasta 95 –en 2000 eran 60–. “Se trata de distribuir y acercar los productos en los lugares donde se venden”, explica Fernando Contreras respecto de la política de Intermón de ofrecerlos en grandes superficies.

“Cada vez más gente reclama productos de comercio justo en los supermercados –asegura– y la nuestra es en algunos de ellos la cuarta marca de café en sus porcentajes de ventas.” Contreras subraya que la diferencia de precio es pequeña: 1,45 euro el café convencional, frente al 1,65 el de comercio justo.“Se están introduciendo productos de cuidado corporal, como crema hidratante, en alimentación ofrecemos cada mayor variedad, con té o arroz, y en artesanía (que genera el mayor volumen de ventas) ofrecemos unos 5 mil artículos”, asegura Contreras. Una de las grandes críticas que se lehace a esta oferta es que suele ser más cara que el resto, según admite la CECJ, ya que se trata de que el productor cobre un sueldo digno, que tenga unas condiciones de trabajo aceptables, además de ofrecerle formación.
“Sin embargo, el aumento de las ventas nos ha permitido bajar los precios en los últimos años”, asegura Javier Fernández, director de la importadora de comercio justo Copade. Y pone un ejemplo propio: una mesa de comedor, de 90 centímetros por 1,40 metro, con un certificado de calidad y de respeto al medio ambiente avalado por Adena y Greenpeace, costaba hace tres años 1115 euros, y hoy cuesta 890. Un paquete de café de comercio justo puede costar unos 2 euros, y cualquier otro, 90 céntimos, pero “se trata de productos de muy alta calidad, artesanos en muchos casos, así que habría que compararlos con los artículos que se venden como delicatessen y, en ese caso, son incluso más baratos”, asegura Carlos Céspedes, coordinador de tiendas de la importadora Ideas, una de las principales en España junto a Intermón Oxfam. “Pero lo más importante es que, aunque cuesten más, tienen beneficios por otro lado, ya que están ayudando a mejorar la situación de trabajadores de los países pobres, abocados a la miseria por el comercio tradicional”, añade. El año pasado se creó en España un sello de garantía para los productos de comercio justo. Para una parte de las organizaciones que forman el tejido español de comercio justo, este sello implica pervertir sus valores. Sobre todo, porque ha concedido el sello en otros países a grandes multinacionales–-Nestlé, en Reino Unido, o McDonald’s, en Suiza–, que no tienen nada que ver, consideran, con el comercio justo.
Entre las organizaciones en contra del sello se encuentra la ONG Sodepaz. Desde la Coordinadora Estatal de Comercio Justo aseguran que la gestión española del sello es “totalmente independiente” y que todos los productos con el certificado español garantizan los requisitos de este tipo de mercado, afirma el presidente de la coordinadora, Eduardo Sánchez. El conflicto del sello entronca con el de la conveniencia de vender estos productos en las grandes superficies. “¿Qué tipo de conocimiento sobre el Comercio Justo crearán las grandes superficies? Seguro que no hablarán de sus responsabilidades y las de sus principales proveedores en la ruina de millones de agricultores”, dijo Sodepaz en un comunicado conjunto con otras organizaciones.

1 comentario:

Unknown dijo...

Buen día.
Como proyecto de grado quiero impulsar las unidades productivas de los establecimientos penitenciarios y carcelarios de mi ciudad, para fomentar el incremento del empleo dentro de los mismos, pretendiendo con esto ayudar a resocializar a los internos, pues el trabajo es una actividad que dignifica, sube el autoestima y ayuda a construir proyectos de vida. Por lo anterior, necesito un mercado que 'jalone' la producción y por consiguiente, genere más puestos de trabajo.
¿Cómo podría enmarcar esta labor dentro del comercio justo? ¿Qué me recomendarían? ¿Qué entidades podrían apoyarme?

Las respuestas que muy amablemente ustedes puedan otorgarme, les solicito que sean al correo electrónico: mvilla@upbbga.edu.co

Marcela.